Industria

Restorán La Dicha se prepara para reabrir

Francesca Margozzini y Pablo Bagnara son, probablemente, los banqueteros más cool del país. En agosto del año pasado abrieron el restorán “La Dicha”, en Alonso de Córdova. A los dos meses los golpeó el estallido social y ahora, la pandemia. Redujeron su equipo al mínimo y están a la espera de poder reabrir “con el corona presente”, al tiempo que analizan cómo mezclar ambos negocios. ¿Cerrar? Jamás. “Lo más difícil de un restorán es conseguir el público. Y nosotros lo tenemos, lo tuvimos y lo vivimos”, dice la empresaria.

Por: Revista Capital | Publicado: Jueves 30 de abril de 2020 a las 19:31 hrs.
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Fueron el segundo restorán de Santiago en cerrar sus puertas. El sábado 14 de marzo, los banqueteros Bagnara y Margozzini organizaron un matrimonio de 600 personas. El día antes se había decretado la cuarentena del colegio Saint George, y había 61 casos de Covid-19 en Chile. "La gente todavía no estaba tan consciente de lo que pasaba, pero ese mismo día se le bajaron 80 personas al padrino, sobre todo mayores de 65 años y embarazadas. Y nosotros estábamos con apretón de guata", relata Margozzini.

El DJ del evento venía de fuera de Chile, y hasta el último momento no se sabía si llegaría. "Fue súper fuerte", agrega, "Veíamos esto que venía y debíamos decidir cómo lo íbamos a administrar, porque además de los invitados había 100 trabajadores, y nosotros tenemos una responsabilidad con ellos también". Su socio desde hace 18 años cuenta que esa noche se dieron cuenta de que "el mundo no estaba para juntar gente. Era una inconciencia gigante".

El lunes 16, Margozzini cumplía 40 años y tenía un almuerzo en La Dicha con sus amigos. Pero el domingo 15 lo canceló. "Si nosotros no tomábamos una decisión, esto iba a seguir normal", relata. Tomó el teléfono y llamó a la novia que tenían agendada para el sábado 21 de marzo. "No podemos hacer el matrimonio", le dijo.

Al día siguiente abrieron el restorán a la hora de almuerzo y le comunicaron al equipo –donde trabajaban 60 personas– que cerrarían las puertas. Luego le informaron la decidión a CV Galería, edificio donde se emplaza el restorán, junto con La Picantería, Etniko, La Brasería y Lolita Jones. El martes 17 fueron con un grupo de trabajadores al local a limpiar, organizar las comidas, congelar lo que se podía y poner candado hasta nuevo aviso. Después se dirigieron a la oficina en Recoleta donde funciona desde hace 10 años la banquetería Bagnara y Margozzini, e hicieron lo mismo. "Nuestro corazón nos habló, hicimos lo que sentimos sin esperar que las autoridades lo dijeran. Pasaron dos días y se cerró todo", relata la empresaria.

Todo quedó en stand by, cuentan los socios, por tres semanas. Pero mientras se discutían en el Congreso las medidas que impulsaba el gobierno para apoyar a las pymes, se les hacía cada vez más difícil mantener a todo el personal. "¿Cuántos meses aguanto así? ¿1, 2, 3? ¿Ninguno? Si tienes que despedir, ¿a quién despides? Es difícil tomar decisiones sin saber qué futuro viene", asegura Bagnara.

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